viernes, 24 de agosto de 2007

Hablan las paredes, Eduardo Galeano


Según el diccionario de la Real Academia Española, las frases que manos anónimas escriben en las paredes de las ciudades se llaman grafitos y “son de carácter popular y ocasional, sin trascendencia”.

Alguna trascendencia les reconoció, en cambio, Rudolph Giuliani. En años recientes, cuando el alcalde emprendió su cruzada contra el hampa en Nueva York, condenó a los peligrosos autores de palabras y dibujitos, porque “ensuciando las paredes revelan una conducta protocriminal”. En cambio, se supone, revelan una irreprochable conducta las empresas que cubren las ciudades con anuncios de publicidad descaradamente mentirosos.

Las paredes, me parece, opinan otra cosa. Ellas no siempre se sienten violadas por las manos que las escriben o las dibujan. En muchos casos, están agradecidas. Gracias a esos mensajes, ellas hablan y se divierten. Bostezan de aburrimiento las ciudades intactas, que no han sido garabateadas por nadie en los poquitos espacios no usurpados por las ofertas comerciales.

Somos muchos los lectores al paso. Y diga lo que diga la respetable Academia, somos muchos los que cada día comprobamos que las anónimas inscripciones trascienden a sus autores. Alguien, quién sabe quién, desahoga su bronca personal, o trasmite alguna idea que le ha visitado la cabeza, o se saca las ganas de tomarse el pelo o tomar el pelo a los demás: a veces ese alguien está siendo mano de muchos. A veces ese alguien está oficiando de intérpretes de los sentires colectivos, aunque no lo sepa ni lo quiera.

(Colaboración de Mai)

13 LÍNEAS PARA VIVIR

1. Te quiero no por quien eres, sino... por quien soy cuando estoy contigo.

2. Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar.

3. Sólo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser.

4. Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón.

5. La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.

6. Nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa.

7. Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para una persona tú eres el mundo.

8. No pases el tiempo con alguien que no esté dispuesto a pasarlo contigo.

9. Quizá Dios quiera que conozcas mucha gente equivocada antes de que conozcas a la persona adecuada, para que cuando al fin la conozcas sepas estar agradecido.

10. No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió.

11. Siempre habrá gente que te lastime, así que lo que tienes que hacer es seguir confiando y sólo ser más cuidadoso en quien confías dos veces.

12. Conviértete en una mejor persona y asegúrate de saber quien eres antes de conocer a alguien más y esperar que esa persona sepa quien eres.

13. No te esfuerces tanto, las mejores cosas suceden cuando menos te las esperas.


(Colaboró Pipita con el texto e Inocencio Segundo It con las imágenes)

domingo, 19 de agosto de 2007

La lectura nos atrapa a todos...

Más imágenes de lectores que hallan un espacio y momento para darse el gusto de seguir leyendo...


Los exámenes

Si hay algo que tengan en común a primera vista todas las carreras, colegios, institutos y similares, ese algo son los exámenes. Ellos son el alfa y el omega del sistema educativo. El curso esta dirigido a ellos y de su nota dependen el éxito o el fracaso de toda la actividad escolar realizada. Acercándonos un poco más a los exámenes, se nos presentan como los más justos evaluadores de nuestros conocimientos, cuando en realidad son la máxima expresión del aborregamiento y la estupidez.
No sólo no invitan a pensar, sino que son la negación del pensamiento. En el momento de tu evaluación deberás regurgitar
en unas horillas todo el pienso que te has ido tragando durante el cebamiento escolar. El pensamiento queda sepultado bajo toneladas de datos a memorizar.
Lo importante en nuestro sistema educativo dirigido hacia el examen no es el enriquecimiento personal, lo aprendido; sino la nota, ese número que ha pretendido, sin conseguirlo, condensar las aptitudes del alumno. Que es lo que se consigue: falta de interés, […] miradas estrábicas, amnesias a las semanas del examen, repetición al pie de la letra. Aprobar es fundamental, aprender es un tema secundario.
Ésto recuerda mucho al trabajo asalariado: el salario es la nota y el contenido del trabajo/estudio no importa quedando relegado a una posición secundaria. Hay medios ([…], copiar, memorización absurda) para sacar la mayor nota posible, no por su valor en sí, cada vez menos importante. No hay que olvidar la carga de je
rarquización que soporta la nota generando una competitividad en los alumnos que quedan divididos (por criterios normalmente muy subjetivos) en aptos y no aptos, pasables y sobresalientes, […].
Es una lucha individual frente al resto. Se potencia la competitividad y el individualismo egoísta en una prueba en la que te la juegas a una sola carta.
¿Cuál es entonces la función de nuestro sistema educativo?:
-Desarrollar conformismo y pasividad.

-Aceptar las informaciones sin crítica.
-No elegir fuera de lo que nos ofrecen.
-No dudar de lo que hay y mucho menos cambiarlo.
-Asimilar sin discusión lo que te cuentan.

-Ver a los demás como enemigos con los que tienes que competir.
-Ser insolidarios y egoístas.
-Y sobre todo, tragarnos sin pensar sus intereses, ideas y sus mentiras ("democracia", estado, derecho, la justicia, la historia, el sistema económico basado en el robo de trabajo ajeno y explotación del medio ambiente...).
Podemos alcanzar una nueva enseñanza en la que el examen no sea más que una parte pequeña de la misma. Enseñanza individualizada a cada alumno, con un seguimiento más personal, donde este alumno posea más capacidad de decisión, donde la educación se acerque a la vida cotidiana y sus problemas, donde la memorización sin sentido se sustituya por la experimentación y el espíritu crítico, donde se tienda a un desarrollo integro y equilibrado. Aunque son esbozos difusos esta claro que una educación diferente es posible.

¡NO A LA REPRESIÓN EN LOS CENTROS DE ESTUDIO!
¡NI ESTATAL NI PRIVADA!
¡EDUCACIÓN LIBERTARIA!


Texto extraído de una hoja informativa de CNT-Estudiantes

Disponible en: http://www5.autistici.org/ingobernables/textos/examenes.htm


(Colaboración de Inocencio Segundo It)

La literatura es..., Mario Vargas Llosa



La literatura es una actividad fundamental y de ninguna manera una especialidad. Debe ocupar un lugar importante en las vidas de todas las personas, porque es una fuente de conocimientos y una fuente extraordinaria de placer. Ese es el mensaje que yo traigo a los jóvenes: convencernos de que los libros son importantes porque no hay una diversión que sea más sana, exaltante y estimulante; un buen libro realmente creativo, agudiza nuestra sensibilidad, desarrolla en nosotros un gran sentido crítico y transforma nuestra existencia.

(Mario Vargas Llosa)

(Colaboración de Mai)

Cómo alentar su niño a leer


Ahora que su niño puede leer solo, es probable que prefiera sentarse a la televisión en lugar de acurrucarse con un buen libro. Esto preocupa porque leer es una destreza que el niño está desarrollando aún y requiere de mucha práctica.

Como actividad a realizar en el hogar, la lectura tiene competencias fuertes con muchas cosas. ¿Qué puede hacer para que la lectura adquiera un lugar de mayor importancia entre las actividades que compiten por el tiempo y la energía de su niño?


Elimine lo negativo.

Expresar su preocupación por el hecho que el niño no esté practicando su lectura puede ser un arma de doble filo. No sólo tiene que recalcar la necesidad de la lectura, sino tiene que hacer de esta una necesidad atractiva.

No lo presione con: "Tú nunca lees" suena igual a cuando dice "Nunca limpias tu cuarto". Trate de no colocar a la lectura en la lista de obligaciones que el niño desea terminar lo antes posible.

No use la lectura como un último recurso cuando el niño dice que se aburre y no tiene nada que hacer. Decirle con exasperación "¿Por qué no lees un libro?" no es aliciente.

No sea tan exigente acerca de lo que el niño lee. Lo que necesita es práctica para adquirir soltura. (Además, por lo general, los gustos cambian con la experiencia).


Acentúe lo positivo.

Sin que se de cuenta, preste atención a cuánto está leyendo el niño. Podría ser más de lo que usted sospecha, aunque poco podría ser efectivamente en libros: la programación de la televisión, chistes, ofertas de las cajas de cereales, resultados de encuentros deportivos, instrucciones de algún juego.

Use el interés que refleja este tipo de lectura para proporcionarle materiales adicionales que el niño bien podría leer. Podría buscar revistas sobre carros, actores y actrices, deportes. También podría hacer notar anuncios que ofrecen catálogos gratis.

Si ha dejado de leer a su niño en voz alta, reanude la práctica. Elija aquellos libros que su niño podrá volver a leer por su propia cuenta. Haga que los libros sean un punto de afinidad entre usted y su niño, al intercambiar confidencias sobre los libros que los dos han leído.

Sea un modelo en cuanto a la lectura (sin insistir, en forma sutil), transmitiendo la idea que la lectura no solo es necesaria sino también placentera; vaya regularmente a la biblioteca, haga comentarios sobre noticias que ha leído, utilice libros de referencia para resolver interrogantes. Trate el hecho de leer un libro como la cosa más normal del mundo que se hace con frecuencia, no como una tarea ni el premio después de haber hecho una tarea.


Texto aportado por Colegio Montessori, cortesía de Angel Delgado R. y disponible en:

http://www.educar.org/infantiles/ArticulosyObras/leer.asp


(Colaboración de Joacooo!!)

“Narciso” no hay uno solo


Es sorprendente la vigencia que un antiguo mito griego, el de Narciso, ha cobrado en la actualidad. La personalidad narcisista, descrita por los siquiatras Han Kohut y Otto Kernberg, llegó a convertirse en uno de los tipos primordiales de personalidad, a partir de los ’60.

En la mitología griega, Narciso es un adolescente de hermosura deslumbrante. Su belleza es tan extrema como su indiferencia por los demás. No se conmueve por los dramas que produce el amor que despierta en mujeres, e incluso hombres. Un día llega hasta un lago de aguas muy claras, y se acerca a tomar agua. Es entonces cuando se encuentra con su propio reflejo. Por primera vez se enamora, se siente cautivado por el muchacho que lo mira desde el otro lado del agua. Pero cuando trata de tocarlo, la imagen se deshace. Sin poder poseer el objeto de su pasión, se queda contemplándolo, y allí se consume y muere. Y en ese preciso lugar nace una flor, el conocido narciso.

Pero Narciso ni siquiera se enamora de sí mismo, sino sólo de su imagen. La sociedad contemporánea puede definirse con propiedad como narcisista: vive en el éxtasis de la imagen. La televisión, las gigantografías y carteles publicitarios que saturan la ciudad son los espejos del Narciso de hoy. Ahí nos miramos, con la ilusión de encontrar en los rostros y cuerpos de los modelos de belleza, un reflejo de la apariencia que nos gustaría tener.

La sociedad narcisista es ésta, que le da cada vez mayor importancia a los rasgos de la imagen y los promueve y exalta, con el único y enfermizo objetivo de captar la suficiente atención de los demás y vivir siendo admirados y “contemplados” por estos.

Vivimos en una actitud risueña y superficial, construyendo un mundo sin espesor, que produce un drástico empobrecimiento psíquico y cultural; reflejándonos en la brillante superficie de un espejo que tiene un reverso oscuro de soledad e ineptitud.

Adaptación de artículo de Darío Oses publicado en La Nación

Texto original: www.lanacion.cl

(Colaboración de Alhelí)